lunes, 3 de septiembre de 2012

"Como los niños, yo tampoco quiero dormir solo"

El reconocido pediatra español Carlos González, autor de "Bésame mucho" y "Mi niño no me come", visitó Rosario y dio una conferencia sobre crianza con apego. "Los niños que duermen con sus padres tienen menos problemas", aseguró
 


 
 
El pediatra español Carlos González, impulsor de la crianza con apego, estuvo en Rosario. En una conferencia organizada por la "Revolución de Oxitocina", el autor de libros como "Bésame mucho” y "Mi niño no me come" llamó a padres y madres a retomar los modelos de lo natural e instintivo a la hora de vérselas con las más chicos. Demostrar los sentimientos, no dejarlos llorar innecesariamente, cargarlos en brazos, no obligarlos a comer, ni premiarlos para que terminen su plato, pasar más tiempo lejos del trabajo y cerca de los hijos, algunos de los consejos para transitar la maternidad y paternidad amorosamente y sin pensar que por eso se los malcría.
"Si tu padre, tu hermano, tu amigo, te piden ayuda, o si les encuentras llorando, ¿qué haces? ¿Les dejas llorar, les gritas, les ignoras? ¿O les preguntas qué les ocurre, e intentas consolarles y ayudarles? Pues con nuestros hijos es igual. Sólo digo a los padres no tengan miedo de demostrar con hechos el inmenso amor que sienten por sus hijos", reflexionó en contacto con Rosario3.com.
En tanto, a aquellos padres preocupados porque los niños no quieren dormir solos en su cuarto y se pasan a la cama grande, lo que tiene muy mala prensa en la actualidad, les tranquilizó: "Los niños que duermen con sus padres tienen menos problemas". Y abundó: "Yo tampoco quiero dormir solo. ¿Y sabe que hago? Dormir con la persona a la que más quiero. Bueno, con una de las personas a las que más quiero. Porque mis hijos ya se han hecho mayores, y aunque nos queremos mucho, ya no quieren dormir conmigo. Los padres solemos echar de menos aquellos momentos; pero bueno, nos vamos acostumbrando".

-"Mi niño no me come”, el nombre de su libro, es una de las frases más remanidas que se le suele escuchar a la mamá cuando consulta al médico. ¿Suelen ser más habituales los temores maternos o los problemas de alimentación de los pequeños?

-Por supuesto, casi siempre es un temor, y muy raramente un verdadero problema. Imagine que en España, con una grave epidemia de obesidad infantil, las madres siguen diciendo "no me come".

-¿Cuáles son los problemas de alimentación más frecuentes y cómo detectarlos?

-Si de verdad el niño no come lo suficiente, es muy fácil de detectar: pierde peso. Si un niño pierde peso, hay que llevarlo al médico, para ver qué le pasa. Un niño que pierde peso puede estar enfermo, y no se va a curar por obligarle a comer. Hay que hacer un diagnóstico y un tratamiento. Y si no pierde peso, si engorda normalmente, es que SÍ que está comiendo. Aunque no lo parezca. Está comiendo, y no tiene que comer más.

-¿Tienen relación la falta de apetito o la tendencia a la obesidad con cuestiones afectivas y emocionales?

-En general, creo que no. La "falta de apetito", como hemos dicho, casi nunca es verdadera; en realidad el niño tiene un apetito normal, lo que pasa es que no sabemos respetarlo. Y la obesidad tiene más relación con una dieta inadecuada (un exceso de refrescos, gaseosas y jugos, de comida basura y golosinas y galletas y lácteos, y poco ejercicio físico, poco juego al aire libre). Sin duda, el hecho de insistir durante años para que los niños coman más contribuye a que algunos de ellos acaben engordando demasiado. Nunca hay que obligar a comer a un niño. Jamás. No hay que gritarle, reñirle o castigarle, pero tampoco hay que exhortarle, animarle, insistir, distraer o dar premios para que coma. No hay que hacerlo por respeto a su dignidad, y porque además es peligroso. No es bueno que los niños coman más.

-¿Da resultado obligar a comer a los niños verduras o frutas? ¿Hay trucos para tentarlos con aquello que les gusta menos?

-Normalmente, los niños, igual que los adultos, rechazan los alimentos que les obligan a comer. Muchos padres cometen el error de decir "si no te acabas la verdura, no hay helado". Eso es tanto como decir: "la verdura es tan mala que te tengo que dar un premio para que te la comas. El helado es tan bueno que constituye un premio en sí mismo" Y, claro, si tu propia madre te dice "la verdura es mala, el helado es bueno", ¿qué vas a comer?

-Un tema que generó cierta polémica ha sido el del destete. Luego de una nota publicada en una revista internacional de una mamá amamantando a su niño de 4 años se escucharon muchas voces al respecto. ¿Hay una edad ideal para el destete?

-Se escucharon muchas voces en Estados Unidos, una sociedad a veces muy pacata. Pero no oí ningún comentario negativo en un país latino. Creo que en nuestros países, independientemente de que demos o no demos el pecho a un niño mayor, de que nos guste o no nos guste, al menos sabemos que no es "pecado". Nadie se escandaliza aquí por esas cosas. La edad ideal del destete es la que quieran cada madre y cada hijo. Nadie más tiene que meterse, es una cuestión privada.

-¿Que sucede con las rabietas y caprichos? ¿Sirven los límites? ¿Cómo poner un límite que no sea absurdo pero que sirva para educar a los más chicos?

-¿Límites a las rabietas? Por ejemplo, "máximo dos rabietas por semana"...
Todos los padres saben poner límites a los hijos. Lo hacemos cada día. Si tu hijo de dos años juega con un cuchillo afilado, ¿le dejas? Pues ya está, ya le has puesto un límite. Lo primero, por supuesto, es no dejar cuchillos a su alcance. Si te has despistado, intentar distraerle y quitarle el cuchillo con diplomacia y mano izquierda, para evitar una rabieta. Si no lo consigues, si tiene una rabieta, ¿le vas a dar el cuchillo para que se calle? ¡Claro que no! No le darás el cuchillo, por mucho que llore. Pero eso no significa que ignores su llanto, o que le castigues, o que le dejes llorar.Intentarás consolarlo, sin darle el cuchillo. Puedes contarle un cuento, puedes ofrecerle un juguete, ¡o una cuchara!

-Cómo ve el consumo de juguetes y de televisión en los más pequeños. ¿Habría que regularlo por parte de los padres? ¿Funciona poner un horario para el uso de la computadora y de la tevé?

-Es evidente que tiene que haber un límite, pero no sé cual. Seguro que no es bueno que un niño vea la tele cinco horas al día, pero no sé si una hora es mucho o está bien. En todo caso, creo que lo principal es pensar si nuestro hijo ve la tele porque es lo que más le gusta, o porque no tiene nada mejor que hacer. La solución no pasa tanto por apagar la tele, como por dedicar más tiempo a jugar con nuestro hijo, o a llevarlo a un parque donde pueda jugar con otros niños, o a contarle cuentos, o a visitar a sus primos.

-Más de una vez ha declarado que el tiempo compartido con los hijos no es sólo calidad sino también cantidad. ¿Cómo se puede complementar la crianza con el trabajo o la vida laboral?

-Hemos de reconocer que no tenemos el don de la ubicuidad. Mientras estamos en un sitio, no estamos en otro. ¿Cómo se puede compatibilizar el trabajar ocho horas al día en una oficina con ser concertista de piano o campeón de atletismo? Pues no se puede. Los campeones de atletismo y los concertistas de piano necesitan tantas horas al día para entrenar y practicar que, sencillamente, no pueden tener un empleo normal de ocho horas.Cuidar de un niño pequeño también requiere muchas horas al día. No podemos cerrar los ojos a esa realidad.

-¿Cómo saber que las cosas como madre y como padre se están haciendo bien y no sentirse permanentemente en falta y a prueba?
-Si tu hijo es feliz, será que no lo haces tan mal.
 
 

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